EL MUNDO del trabajo requiere de una
legislación moderna que permita generar más empleos, incrementar salarios,
productividad y velar por mejores condiciones laborales tanto para trabajadores
como para empresas. La necesidad de una reforma laboral es indiscutible.
Por lo que se sabe, la propuesta del
gobierno pone énfasis en los aspectos ligados a la sindicalización y la
negociación colectiva, sin necesariamente tomar en cuenta aspectos
estructurales a la relación entre empresas y trabajadores. ¿Dónde está la
evidencia para determinar que ésta es la principal falencia o prioridad de
reforma para nuestro mercado laboral?
Para generar una reforma adecuada es
necesario contar con información más detallada sobre nuestra realidad laboral.
Lamentablemente los datos a los que se puede tener acceso son aún a nivel muy
agregado, lo que dificulta estudiar los efectos y alcances que tienen los
cambios sugeridos por el gobierno.
Es fundamental solucionar esta falta
de información si queremos construir una reforma integral. Hoy tampoco existe
información sobre las necesidades de las empresas en términos de habilidades de
los trabajadores o incluso sobre la calidad de los empleos que entregan. Es
impresentable que, por falta de datos, Chile esté excluido de más del 50% de
los cuadros contenidos en el último reporte de empleo que lanzó la Ocde este año, hecho que
impide las comparaciones internacionales y, por ende, mejores
diagnósticos.
A la luz de los escasos antecedentes
de datos existentes en lo que se refiere a sindicalización y negociación
colectiva, nuestro país parece no diferenciarse demasiado de lo que se observa
en otros países. La baja participación de los sindicatos en la economía es un
fenómeno que se repite en varios países de Latinoamérica y también de la Ocde , cuya tasa de
sindicalización supera levemente el 17%. Chile alcanza un 14,6% y no existe
evidencia de presiones indebidas de los empleadores para que sea mayor. En la
encuesta laboral del 2011 el 52% de las razones para no generar sindicatos es
la falta de interés o la poca utilidad que tienen. Por lo tanto, se requiere
ser más cautelosos en los análisis que se proponen.
El énfasis declarado de la reforma de
aumentar la sindicalización en Chile parece loable pero puede terminar siendo
contraproducente. Si los espacios de negociación no son ampliados, entendidos
como aquellos necesarios para lograr mayor flexibilidad y autonomía para llegar
a acuerdos, la negociación colectiva sólo terminará acentuando el conflicto, en
vez de construir espacios para la cooperación entre las partes.
Una reforma de esta importancia
requiere contar con información de calidad para allegar buenos diagnósticos. La
evidencia señala que la reforma laboral que Chile necesita va más allá de los
temas de negociación colectiva. Hoy las cifras con que contamos nos muestran
como uno de los mercados laborales más rígidos de la Ocde , con alta prevalencia de
contratos temporales, bajos salarios y que es poco inclusivo con los grupos de
jóvenes y mujeres. Se trata de temas urgentes que la anunciada reforma del
gobierno parece dejar relegado a un segundo plano. Por lo tanto, es momento de
que hablemos en serio del asunto.
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